Los bombardeos israelíes del viernes por la madrugada provocaron una grave conmoción en la cúpula del poder iraní, al acabar con parte clave de su estructura militar, científica y política.
Según medios estatales iraníes y fuentes oficiales, al menos tres de los principales generales del país fueron asesinados, junto con un destacado dirigente político y dos reconocidos científicos nucleares.
Por su parte, el ejército israelí confirmó varias de las bajas, mientras que el líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, se apresuró a designar reemplazos para evitar un vacío de poder y enviar un mensaje de estabilidad institucional, según informó The New York Times.
Entre los militares muertos se encuentra el mayor general Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y considerado la segunda figura más poderosa del aparato militar iraní, solo por detrás del propio Khamenei.
Bagheri jugó un papel clave en la coordinación entre las distintas ramas de las fuerzas armadas y en el desarrollo de la doctrina de defensa del país. Fue reemplazado por el mayor general Abdolrahim Mousavi, quien hasta ahora se desempeñaba como comandante del Ejército regular.
También murió, con 65 años, el general Hossein Salami, comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, la fuerza militar más influyente de Irán, con amplias competencias en seguridad interna, operaciones en el extranjero y control político. Según la agencia IRNA, fue reemplazado por el general Mohammad Pakpour, quien hasta ahora dirigía la rama terrestre de los Guardianes.
Salami, una figura emblemática del régimen, había liderado operaciones en Siria, Irak y el Líbano, y era considerado uno de los halcones del sistema. Además controlaba el arsenal de misiles balísticos utilizado en ataques contra Israel durante la actual guerra con Hamas en Gaza.
Nombrado jefe de la Guardia en 2019 por el líder supremo, Salami asumió el cargo tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán y la reimposición de sanciones bajo la presidencia de Donald Trump, quien además declaró a la Guardia como organización terrorista. Ingresó a la Guardia durante la guerra Irán-Irak en los 80, y antes de ser jefe fue comandante adjunto y jefe de la fuerza aérea de esa fuerza.
En los días previos al ataque, lanzó duras advertencias a Israel y Estados Unidos, prometiendo una respuesta “sin precedentes” y “abrir las puertas del infierno” ante cualquier ofensiva. Su liderazgo estuvo marcado por enfrentamientos directos con Occidente, lo que le valió sanciones de la ONU y Estados Unidos por su rol en los programas militares y nucleares iraníes. El jueves, horas antes de su muerte, reafirmó que Irán estaba preparado para cualquier escenario, subrayando la experiencia y resistencia de sus fuerzas frente a Israel.
Otro de los fallecidos fue el general Gholamali Rashid, comandante adjunto en jefe de las Fuerzas Armadas y miembro de alto rango del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Rashid tenía un rol estratégico en la planificación militar y era una figura respetada tanto por el estamento político como por el clerical.
Además, Israel afirmó haber matado al general Amir Ali Hajizadeh, jefe de la unidad aeroespacial de los Guardianes de la Revolución y responsable del programa de misiles de largo alcance de Irán. Bajo su mando, el país desarrolló drones avanzados y misiles balísticos capaces de alcanzar objetivos en Israel y más allá. Teherán aún no confirmó oficialmente su muerte.
En el plano político, una de las víctimas más relevantes fue Ali Shamkhani, exministro de Defensa y hasta hace poco secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Shamkhani era un hombre de extrema confianza de Khamenei y había sido designado como jefe del comité especial encargado de las negociaciones nucleares con Estados Unidos. Su influencia trascendía la seguridad, ya que articulaba puentes entre sectores reformistas y conservadores.
Los ataques también alcanzaron al ámbito científico. Murieron Fereydoun Abbasi, físico nuclear y exdirector de la Organización de Energía Atómica de Irán, y Mohammad Mehdi Tehranji, físico teórico y rector de la Universidad Islámica Azad de Teherán. Ambos eran figuras clave en el desarrollo del programa nuclear iraní, tanto en su vertiente civil como militar, y su eliminación representa un golpe directo al corazón del proyecto atómico del régimen.
Estas muertes, ocurridas en el marco de la operación israelí “León Naciente” sobre más de 100 objetivos en territorio iraní, elevan de manera dramática la tensión en Medio Oriente. La magnitud del ataque y la jerarquía de las víctimas alimentan el temor de una escalada regional de consecuencias imprevisibles.