La referente del activismo por la diversidad corporal, Mar Tarrés que sigue sorprendiendo con su cambio físico, construyó su carrera con autenticidad y sin filtros. Sin embargo, detrás de esa presencia fuerte y segura, hay vivencias que no siempre salieron a la luz y que ella misma decidió contar en una entrevista.
En Mujeres Argentinas, el programa de El Trece, la cordobesa que fue tildada por Pampita de no tener códigos, se conectó en vivo para relatar cómo fue atravesar los momentos más difíciles de su vida. Su testimonio reveló un costado frágil, atravesado por la exposición, los prejuicios y la dureza de las redes sociales.
Lo que parecía ser un camino de éxito y reconocimiento estuvo acompañado de situaciones que, según ella, llegaron a ponerla al límite. Tarrés explicó que la presión pública sobre su imagen comenzó cuando aún era una niña y se intensificó con el paso de los años, especialmente en el momento en que alcanzó mayor visibilidad en el espectáculo.
Incluso tras consagrarse en Carlos Paz, cuando parecía que vivía una de sus mejores etapas profesionales, la realidad era muy diferente a puertas cerradas. La modelo no solo habló del hostigamiento que sufrió, sino también del modo en que logró resignificar esas experiencias.
LAS PALABRAS DE MAR TARRÉS SOBRE LA VIOLENCIA VIRTUAL:
Con la sinceridad que la caracteriza, reconoció que transformar el dolor en fortaleza fue un proceso largo, lleno de caídas y aprendizajes. En medio de esa charla, también deslizó un detalle íntimo sobre cómo enfrentó la violencia virtual, que la llevó a tomar una decisión impensada para muchos.
Hoy, con una comunidad de seguidores que la acompaña, Tarrés asegura haber encontrado un nuevo sentido en aquellas críticas que alguna vez la hirieron cómo el comentario de una seguidora al que ella reaccionó: “El tema con mi cuerpo era reiterativo y ahora me pasa que bajé 60 kilos, me dicen anoréxica. Ayer, por ejemplo, leí un comentario que me puso una señora: ‘ya estás anoréxica’”
Según relató, aprendió a darles un giro inesperado, convirtiendo la adversidad en un motor para seguir adelante y hasta en una herramienta que potenció su carrera. Pero no todo quedó en el pasado. La cordobesa reveló que aún hoy continúa enfrentando comentarios dañinos, aunque en formas diferentes.
Lo más fuerte que soltó fue: “Me dicen anoréxica”, dejando en claro que la mirada social sobre el cuerpo nunca desaparece, solo muta. Más allá de lo personal, su relato fue un pedido explícito de respeto y empatía hacia quienes atraviesan situaciones similares.