El equipo económico del gobierno argentino está trabajando en una estrategia para evitar una crisis cambiaria similar a la que enfrentó Mauricio Macri en 2018. Aquel episodio demostró que ni siquiera una victoria clara en las elecciones de medio término garantiza estabilidad financiera, y el actual gobierno busca blindarse contra posibles turbulencias.
Durante la gestión de Macri, la crisis cambiaria se desató tras las elecciones legislativas de 2017, cuando el gobierno confiaba en que el respaldo electoral generaría confianza en los mercados. Sin embargo, la falta de dólares, el endeudamiento y la fuga de capitales llevaron a una fuerte devaluación del peso, obligando al país a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para un millonario rescate financiero.
El equipo económico actual ha tomado nota de estos antecedentes y busca evitar un escenario similar. La clave está en fortalecer las reservas del Banco Central, controlar la emisión monetaria y generar confianza en los inversores extranjeros.
El gobierno ha implementado varias estrategias para apuntalar la estabilidad financiera: Fortalecimiento de reservas: Se negoció un nuevo repo por USD 2.000 millones con bancos internacionales y se reabrió el Bonte 2030, suscripto en dólares, para aumentar el colchón de reservas.
Control monetario: La Secretaría de Finanzas absorbió una mayor cantidad de pesos en la última licitación de títulos y utilizó esos fondos para recomprar bonos en dólares (AL 30), reduciendo la deuda en moneda extranjera.
Atracción de inversiones: Se han realizado operaciones para captar el interés de inversores extranjeros en activos argentinos, buscando generar estabilidad y confianza en el mercado. A pesar de estas medidas, el gobierno sabe que la confianza de los mercados es volátil.
Análisis
La historia reciente demuestra que ni siquiera una victoria electoral garantiza estabilidad. La ausencia de Cristina Kirchner en la contienda electoral podría modificar el panorama político y económico, trasladando la atención de los inversores hacia las elecciones presidenciales de octubre.
El equipo económico está enfocado en evitar un nuevo default o un salto abrupto del dólar, que podría desestabilizar la economía y generar incertidumbre en los mercados. La estrategia apunta a consolidar la estabilidad macroeconómica y alejarse de políticas que han demostrado ser perjudiciales en el pasado.
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